El chocolate y yo: Un viaje de descubrimiento y pasión
Por avatares del destino, en el año 2012 nace Chocolates Cayré, una empresa que se convertiría en el epicentro de mi fascinación por el chocolate. Lo que comenzó como una tienda de chocolates artesanales hechos en Venezuela, pronto se transformó en una aventura de conocimiento y descubrimiento. Sin saberlo, este proyecto despertaría en mí una sed insaciable por un mundo lleno de historia, sabor y cultura, hasta entonces desconocido.
Soy César Carbonara, merideño y apasionado por tres pilares que han definido mi vida: el deporte, la informática y el chocolate. Desde niño, el deporte me enseñó el valor del trabajo en equipo y la búsqueda de la excelencia. La informática, mi profesión durante más de 17 años, me brindó una perspectiva analítica y estructurada. Pero fue el chocolate el que capturó mi corazón de una manera única. Aunque he tenido otras asignaturas en la universidad de la vida, cada una con sus propias historias, hoy quiero centrarme en el chocolate.
Crecí en una familia de músicos clásicos, lo que me enseñó a apreciar la belleza y la complejidad de las cosas. Este trasfondo cultural me preparó, sin saberlo, para el mundo del chocolate. Al principio, la idea de conocer y degustar chocolates distintos a los comerciales me fascinaba, aunque no tenía idea de lo que me esperaba. La curiosidad me llevó a explorar más allá de los sabores dulces y a descubrir la riqueza de los ingredientes y procesos detrás de cada barra de chocolate.
En mi familia, todos somos amantes de los dulces, pero siempre hemos preferido los sabores bien definidos por encima del azúcar. Desde niño, disfrutaba del chocolate negro que se compraba para los postres, robando pequeños pedacitos cada vez que podía. Sin embargo, nunca presté atención a su origen o ingredientes. Fue solo cuando comencé a trabajar en Chocolates Cayré que mi perspectiva cambió radicalmente.
La historia de mi relación con el chocolate comenzó casi de inmediato. Gracias a Laura, quien tuvo la idea de montar la tienda, empezamos a asistir a eventos y ferias donde conocí a los actores más importantes del mundo del chocolate en Venezuela. Cada encuentro y cada conversación me enseñaron algo nuevo y me hicieron apreciar aún más este maravilloso producto. Aprendí sobre las variedades de cacao, los métodos de producción y la importancia de la calidad en cada etapa del proceso. Incluso, me mostraron la importancia y diferencias del cacao de Mérida, diferencias que superan con creces a los cacaos de otras regiones del país.
El chocolate elaborado con cacao del Sur del Lago es una verdadera delicia para los amantes del chocolate de alta calidad. Sus sabores son excepcionalmente complejos y variados, destacando notas a frutos secos, caramelo, panela, malta, frutas cítricas, frutos rojos, deshidratados y especias. La fermentación y tostado controlado es lo más importante para realzar estos matices, ofreciendo una experiencia gustativa única. Muchos describen su sabor como una explosión de aromas que evoca la rica biodiversidad de la región.
Hoy, el chocolate no es solo un negocio para mí; es una pasión y una forma de vida. A través de Chocolates Cayré, he tenido la oportunidad de compartir esta pasión con otros y de contribuir al reconocimiento del chocolate venezolano en el mundo. Cada barra de chocolate que producimos es un testimonio de nuestra dedicación y amor por este arte. Y así, mi viaje con el chocolate continúa, lleno de descubrimientos y sabores por explorar.
Es así como 12 años más tarde, sigo fascinado con la idea de conocer y comer chocolates distintos, esta vez fabricados por mi, por mi equipo, conociendo su origen, evaluando y exigiendo más y más calidad, dándole más realce a los cacaos de Mérida, a la tan mentada genética Criolla… disfrutando mientras busco la excelencia.
Cesar Carbonara