¡El café es una pasión!
Desde que tenemos memoria escuchamos hablar del café en nuestro entorno. No importa si estás en la ciudad o en el campo, el café ha estado presente en nuestras vidas.
¡Hola! Soy Rafael A. Sánchez M, merideño de tercera generación involucrada en el este mundo apasionado del café. No me refiero a aspectos técnicos, me refiero a vivencias muy particulares alrededor del café en nuestro bello estado Mérida, Venezuela. Nací en el centro de la ciudad de Mérida, allá por el año 1970. Mi memoria sensorial me lleva a una cocina muy sencilla, con seres queridos preparando comida en la mañana, en donde se huele el fogón y el café recién colado. ¡Wow! ¡Que delicioso aroma! Seguramente en el entorno, mis mayores se preocupan por los retos del día a día de aquellos años, pero percibo el café como vehículo apasionado que envuelve cualquier dificultad en la optimista seguridad de saber que lo podremos superar.
Nuestra familia estaba compuesta por papa, mamá y mis 6 hermanos; así que el café debía alcanzar para todos. No recuerdo otra bebida tan motivadora como el café y sus notas frescas, dulces y características del café de esa época. Es allí donde aparece en mi recuerdo, la fuerza interior que me mantiene conectado hasta hoy con el café. Es una pasión que me mantiene más que motivado a seguir adelante en la vida. Se que no estoy diciendo nada nuevo para muchos de los que leen este artículo, sino más bien, estoy seguro que nos unimos en las emociones que sentimos al viajar a ese momento en que esta bebida aparece en nuestra historia personal.
En mi caso particular, a la edad de 8 años más o menos, empiezo a acumular vivencias en el campo. El Vallecito, El Arenal en la ciudad de Mérida donde vivían mis abuelos paternos Amador y Elvia (Sergia). Mi papá hacía un gran esfuerzo por llevarnos con frecuencia para compartir con ellos y disfrutar de esas excelentes arepas de harina de trigo, cuajada y, ¿adivinen qué? ¡café!
Muchos de mis tíos y primos pertenecieron a esa generación que se dedicó al café como fuente de ingresos y sustento de sus familias. Hoy día, somos menos, pero seguimos disfrutando del café como nuestra pasión y la de nuestras familias.
Otros casos conocidos de contemporáneos en Mérida, con sus particularidades, revelan lo apasionante del café. Nuestros abuelos y padres nos dieron educación superior y muchos, gracias a Dios, pudimos obtener un grado universitario con el que nos hemos fortalecido. Sin embargo, hubo un vacío generacional en los años 90 que hizo que la caficultura se ralentizara un poco. No obstante, la pasión no ha desaparecido y ahora los nietos y bisnietos están apasionados por el café, nuevamente.
Esa pasión se aprecia en la forma en que se siguen superando los retos a la producción de café, efectos del cambio climático, economía, tecnología, mercados, formas de hacer negocios, medios digitales, formas de preparar café, entre muchos otros aspectos, en los que, si no fuera por nuestra pasión, hace rato se habría disminuido o estancado. En la finca Palma Sola y Café Mano Cosme (@cafemanocosme), preservamos lo mejor de nuestra pasión e historia por el café, hacemos el esfuerzo por agregar valor en el proceso productivo agroecológico; así como innovar en el manejo pos cosecha que permite exaltar las características de una tierra bendita para la producción de café.
Vamos a seguir adelante como amigos del café, haciendo de este, nuestra pasión que alimente las energías y vivencias que nos ayuden a salir adelante, cada uno en su situación muy particular, pero ciertamente todos unidos en la Pasión por el Café.
Rafael Sánchez.