Merida y sus condiciones para la Producción de Café
Es un placer compartir con usted algunas reflexiones sobre la profunda influencia de las condiciones agroecológicas de nuestro estado Mérida en Venezuela en la calidad de nuestra bebida matutina: el café.
Aunque la investigación formal sobre este tema es limitada, mi experiencia personal y el conocimiento de los pueblos andinos y su gente me permiten ofrecerles algunos puntos clave que distinguen el café de nuestra región.
Un factor diferenciador de Mérida es la altitud de sus tierras, sus cuencas hidrográficas y la biodiversidad asociada. He observado cómo, a mayor altitud, el café crece más lentamente debido a la menor presencia de oxígeno. Este crecimiento pausado permite que el grano sea más compacto y desarrolle perfiles de sabor más complejos y deseables. En Mérida, el cultivo de café "comienza" a 1.100 metros sobre el nivel del mar, con una creciente cantidad de cafetales por encima de los 1.700 msnm. El cultivo de mayor altitud registrado se encuentra en el municipio Libertador, a 2.360 msnm. Lograr altos rendimientos en estas condiciones extremas es un desafío para los productores, lo que hace que los microlotes resultantes sean altamente valorados y estén disponibles para un selecto grupo de tostadores capaces de interpretar la complejidad de estos granos únicos.
Asimismo, las cuencas hidrográficas y la biodiversidad ligada a la altitud son cruciales para una bebida deliciosa. Ríos como el Chama, Mocotíes, Onia, Canaguá, La Palmita y Mucujún atraviesan nuestras cuencas productoras de café, ofreciendo una diversidad excepcional de suelos, flora, fauna, temperatura, humedad y radiación. Esta variedad de microclimas contribuye significativamente a la riqueza y particularidad de los perfiles de sabor de nuestros cafés.
Finalmente, no puedo dejar de mencionar la gente y su cultura, que son el alma de la producción de café en Mérida. En mi pueblo, Mesa Bolívar, siempre se ha respetado escrupulosamente el proceso de postcosecha del café: se recogen las cerezas en su punto óptimo, se despulpan, se fermentan, se lavan, se flotan, se secan al sol durante "7 soles" y luego se trillan. El café trillado se selecciona a mano meticulosamente; el café de calidad superior se destina a la venta, mientras que el descarte se tuesta en caldero de leña para consumo doméstico. Aunque esta última práctica no es ideal, la economía de la región a menudo no permite muchas alternativas. Es notable que la selección manual del café generalmente la realizan mujeres (abuelas), adolescentes e incluso niños, mientras que los hombres se dedican al trabajo de campo y la cría de animales, reflejando una profunda tradición familiar y comunitaria.
Por todo lo anterior, amigo amante del buen café, cuando tenga la oportunidad de probar un café de calidad de Mérida, seguramente recibirá información valiosa sobre la ubicación de la finca, su altitud, la variedad del grano y el proceso de postcosecha. Esta información le permitirá apreciar plenamente los atributos y la historia detrás de una maravillosa taza de Café de Mérida.
Rafael Sánchez.